Es curioso como muchas veces vas a sitios que te suponen una buena tirada en coche y sin embargo tienes bien cerca pequeñas (o grandes) maravillas. Eso nos pasó el otro día yendo a Artikutza. Bosque y bosque y bosque....Abandonando enseguida el asfalto
Aunque estaba todavía verde, en según qué rincones se intuía el cercano otoño
¡¡Que no por ser otoño tenemos que renunciar al color!!
Agua. El motor de Artikutza. Se nota que es uno de los sitios más lluviosos de los alrededores
Poco a poco llegamos hasta el pequeño barrio de Artikutza. Poca gente, igual que pasó en todo el recorrido
Encontramos un bar la mar de cuco
Aunque nosostros hicimos nuestro hamaiketako particular comiendo en la calle
Y ya cuando volvíamos (qué pena) parecía que dejábamos un poblado salido de la imaginación de Tolkien
Los árboles y sus habitantes nos acompañaron durante todo el recorrido
Hasta pronto Artikutza,. Creo que nos veremos en breve......
Para Martín, por su infinita paciencia mientras que me dedico a afotar.
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