Recuperaré lo que me pertenece

Siempre me resulta curioso cómo os sorprendeis de mi poder. Admiraís mi belleza a pesar de que es mortal en ocasiones pero éso no os impide ir en masa a verme cuando me encolerizo. No soís conscientes de que os puedo aniquilar sin problema.

La mayoría de las veces vivís de espaldas a mí. Sois egoístas y raramente os preocupaís por cosas que no os afectan directamente. Yo os dejo vivir, obervandoos desde la distancia pero en ocasiones decido volver a mis dominios, recuperar lo que por derecho siempre ha sido mío. Es entonces cuando recordaís y lamentaís el no poder controlarme. Ni  vuestros espigones ni vuestros muros pueden hacerlo ¿acaso pensabaís que podríais conseguirlo? Sois unos ilusos...No me hace falta, pero incluso vuestras endebles construcciones las puedo usar contra vosotros





Tras mi paso, puedo hacer que vuestra hermosa ciudad parezca una zona de guerra. Muevo piedras, vallas, destrozo negocios.....¿sigo?








No respeto siquiera las señas históricas de San Sebastian, paseándome por la única calle que sobrevivió al incendio de 1813




Tampoco son para mí obstáculo ni las barandillas típicas donostiarras ni los puentes, aunque alguno lleve el nombre de una orgullosa reina.





Realmente puedo llegar hasta donde quiera






Y más...Como mover un montón de pequeñas piedras justo a la acera que está al lado


O sacar la arena a la carretera


Pero ya me he tranquilizado, yo soy así..Soy voluble y obedezco a mis propias reglas


A veces en cólera otras en paz. Quizás en ocasiones os avisen de mi llegada, otras veces en cambio apareceré sin previo aviso. Ya os ha ocurrido y os seguirá ocurriendo porque para vosotros soy una incógnita. No tengo sexo ni nombre pero vosotros decís que soy el mar Cantábrico. 



Nada podeís hacer contra mí.








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